Tensión interna, una economía en picada, funcionarios que no funcionan y una mala racha en las encuestas. El bote se hunde de cara a las elecciones presidenciales 2023 y los Fernández-Kirchner se hunden con él.
Por Lucila Cáceres
A menos de un año y medio de los comicios, el poder del kirchnerismo pende de un hilo. Tras la aprobación del acuerdo con el FMI, el gobierno espera poder salvaguardar su posición. Pero la guerra interna entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, sumado a la poca credibilidad que ya poseen, complica su misión.
Atribuyéndole todos los males del país al expresidente Mauricio Macri, o como se dice en criollo, tirándole roña, el kirchnerismo regresó al poder después de 4 años de respiro. El pueblo se ha hartado de escuchar el famoso “no porque Macri” o el “ah pero Macri”, pero finalmente, tanto discurso no les sirvió aún para solucionar los problemas reales.
Igualmente no hay por qué sorprenderse, ya que desde un principio el mandato empezó con el pie izquierdo. La principal preocupación que es la economía decayó a comienzos de 2020 cuando la cuarentena arrastró a todos a sus casas y no hubo otra opción que tolerar la situación. Pero los meses pasaron y mientras que la inflación y las críticas subían hasta el techo, la imagen del ex jefe de Gabinete de Néstor Kirchner empezó a tambalear. En un principio muchos ciudadanos, aún más sus votantes, lo pensaron como el “tío Alberto”, un hombre amigable que tenía conocimiento en política y venía a salvar al país del pozo en el que ya se encontraba. O mismo hubo memes que lo compararon con Gepetto, el anciano que convierte a Pinocho en un niño. Sin embargo, la fantasía no se cumplió.
Existen distintas variables que explican el por qué de la desilusión . El daño en la credibilidad del oficialismo es un factor clave para perder las votaciones. En este punto hay infinitos ejemplos, como el vacunatorio VIP del ex ministro de Salud Ginés González García, el festejo de cumpleaños de la primera dama Fabiola Yáñez en pleno aislamiento, cuando ni siquiera se podía ir a velar a familiares o este verano cuando se lo grabó al presidente jugando al fútbol en La Costa mientras Corrientes se prendía fuego. En Twitter lo han tildado de “payaso” o “peor presidente de la historia” y esos fueron los comentarios más amables luego de aquel espectáculo.
A todo ello se le suman los resultados visibles de la administración del país. Durante el 2021 hubo un total de 50,9% de inflación según el Índice de Precios del Consumidor (IPC) y se llegó a un 37,3% de población que vive bajo la Línea de pobreza. Así lo informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) en base al segundo semestre del año pasado, de los cuales 8,2% se encuentran por debajo de la Línea de indigencia.
Los resultados negativos en su imagen pudieron verse durante las elecciones legislativas 2021, cuando Juntos por el Cambio triunfó a nivel país con un 41,89% de los votos ante el Frente de Todos, que logró un 33,03%. Esta realidad ya había llegado a los ojos de los mandatarios durante las Paso, cuando los números hablaron por sí solos en zonas de la Provincia de Buenos Aires como La Matanza, cuyos habitantes son históricos votantes kirchneristas. Por suerte para ellos fue solo un susto y pudieron dar vuelta esa balanza. No obstante, no fue suficiente para alcanzar el primer lugar ni en CABA, PBA o a nivel país, por lo que recurrieron a hacer una modificación de funcionarios.
Pasado aquel suplicio y con esperanzas de obtener mejores resultados, el oficialismo debe decidir cómo encarar el futuro del país de acá hasta el 29 de octubre del año próximo. Se acercan momentos cruciales y el acuerdo con el FMI formó parte de ello. Con el objetivo de volver a las canchas, el presidente amplió sus diferencias con la vicepresidenta y buscó complicidad en el ministro de Economía, Martín Guzmán, ya que Kirchner no quiso atajar este penal. Su narcisismo ni siquiera le permitió estar presente en el recinto del Congreso al momento de aprobar el acuerdo, así como estuvo ausente durante la asunción de Mauricio Macri. Tampoco hay que olvidar la renuncia a la presidencia del bloque oficialista por parte de Máximo Kirchner debido al arreglo con el Fondo Monetario Internacional.
Y es que la tensión que se vive en el interior del Frente de Todos representa un gran problema ya que se encuentran ante una posible fragmentación del partido. Es ahí cuando hay que preguntarse ¿cuál va a ser su plan para salvar la elección? Las posibilidades de dividir el partido son pocas, ya que su falta de reputación no permitiría que se sostuvieran por sí solos, quizás Cristina no necesite de Alberto pero sí del partido para triunfar; y aun así las posibilidades pueden ser bajas. Si por el contrario deciden mantenerse unidos, ninguno de los dos podría presentarse como candidato, para ello necesitarían recomponer su imagen, reducir la inflación, la tasa de pobreza, aumentar el empleo y los ingresos. Esta es una realidad y desde el oficialismo lo saben, es por eso que aun en medio de la pelea, han circulado algunos nombres que se posicionan como posibles candidatos a presidente. Eduardo Enrique de Pedro, actual ministro del Interior de la Nación es el que hasta ahora destaca por sobre el resto.
“Wado” de Pedro, como se lo conoce, tiene mayores chances de competir y vencer por ser un personaje bastante alejado del embrollo. Aun así, es un hombre habitualmente nombrado ya que forma parte de los fundadores de La Cámpora y en reiteradas ocasiones se ha contado la historia de su infancia, cuando en pleno Golpe Militar de 1976 sus padres fueron asesinados. Quizás es aquel relato el que podría empatizar con los habitantes argentinos. Sin embargo, su posible postulación como candidato no es una casualidad, ya que actualmente es la mano derecha de Cristina Kirchner y eso lo hace una persona de confianza fácil de dominar; como no puede presentar a su hijo, tendrá que candidatear a su hijo político adoptivo. Sea como fuere, según “CB Consultora Opinión Pública”, en cinco provincias De Pedro tiene buena fama y suma 32% de aprobación en CABA y 29% en Buenos Aires.
Esas cifras se verán comprometidas al momento de competir con candidatos más fuertes y con más trayectoria, como Horacio Rodriguez Larreta de Juntos por el Cambio o frente a figuras que han logrado un lugar de reconocimiento, como lo es Javier Milei.
De todas maneras, las manchas que carga consigo el kirchnerismo harán difícil su triunfo. Especialmente cuando su propio caudal electoral les ha empezado a dar la espalda. Cualquier repaso por la historia nos demuestra que todo líder tuvo sus años de gloria, triunfos, pérdidas y finalmente cayó para quedar en el recuerdo.
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