Las actividades para adolescentes orientadas a actuar de delegados internacionales se convirtieron en formadores de los oradores de las próximas generaciones.
Los simulacros del Sistema de ONU en colegios y universidades forman futuros potenciales políticos. El juego de roles que consiste en que los estudiantes representen distintos papeles que suelen existir en la organización, así como por ejemplo los delegados de Estados Miembros de la ONU, inspiran de una forma dinámica el estudio por la diplomacia. La dinámica está enfocada en que los alumnos lleven a cabo debates y negociaciones a un nivel de organización muy profesional. En ellos abarcan temas del mundo real, iguales a los que se trabajan en los programas de trabajo de los diferentes órganos y comisiones de las Naciones Unidas. Esta metodología nació en la reconocida Universidad de Harvard en el año 1948, aunque en la Argentina llegó a mediados de los 90. En la actualidad se realiza en más de noventa países, colegios de todas partes del mundo optan por entusiasmar a los más jóvenes con la política implementada en los ejercicios.
La actividad comienza con un sorteo en donde cada alumno recibe un país cuya situación debe estudiar, además de involucrarse con él para poder defenderlo en una asamblea general. Desde el momento en que se asigna un país y hasta el encuentro, comienza la fase de capacitación. A continuación se realiza un debate con los demás países teniendo en cuenta las situaciones específicas dictadas por los organizadores. Al final se llega a conclusiones y cada participante logra adquirir distintos tipos de herramientas para su futuro.
En Argentina, quien lleva a cargo la mayor organización de este tipo de eventos es ANU-AR la Asociación para las Naciones Unidas de la República Argentina. Con su objetivo de “entrelazar la seriedad institucional, la excelencia académica y el compromiso social” hoy en día es considerada un punto de referencia en ámbitos relacionados a las ciencias sociales, las relaciones internacionales y los organismos estatales. También, es impulsado por las redes educativas de la sociedad civil y la gran convocatoria por parte del público.
Este ejercicio educativo es realizado tanto de forma oficial, junto con la asociación ya nombrada, como de forma amateur en instituciones individuales. El fomento de saber lo que se aprende en los modelos para muchos colegios es fundamental, por eso también suelen tomar en cuenta el accionar de la organización. De igual forma, siempre se orienta todo a un mismo objetivo, el cual es lograr encontrar soluciones a problemáticas similares a las que se tratan en el organismo internacional.
El MUN - Modelo de Naciones Unidas- es un espacio de formación integral. Aunque hay entretenimiento y diversión dentro de la actividad, el principal objetivo es la educación y construcción del individuo en el área política e internacional. Por esto se la considera de tipo lúdico-académica. Todo está pensado y diagramado para que los participantes adquieran, a partir de su representación en la simulación, tanto conocimientos nuevos y útiles como una perspectiva más abierta y formada sobre la realidad que los rodea. Cada uno debe sentir al final del evento que entiende los valores humanos y ciudadanos de una forma más desarrollada. y que sus habilidades en el ámbito de la oratoria se encuentran potenciadas.
En lo que es la esfera de la dinámica, quienes dirijan el evento en específico deben esforzarse en lograr destacar el debate por encima de cuestiones externas. Lo ideal es que cada estudiante, como delegados, tengan “la mayor cantidad de intervenciones y que puedan expresar con mayor amplitud todo lo que han aprendido a lo largo de su preparación para el Modelo.”, como expresa la propia ANU-AR.
Aunque la actividad está abierta a que sucedan muchas cosas durante los distintos análisis de los temas a desarrollar, igualmente hay un reglamento que rige para focalizar los aspectos esenciales que deben ocurrir en la dinámica, sin obstaculizar los objetivos principales del modelo. Estas reglas a tener en cuenta favorecen el debate. Con las constantes renovaciones para abarcar temas más actuales y nuevos formatos, el juego logra adentrarse en todo tipo de mundos cuestionando perspectivas poco llevadas a cabo.
El éxito de un modelo depende del trabajo de sus organizadores, de la voluntad de sus delegados y del correcto abarque de los temas a debatir. Los estudiantes se suelen encontrar en un espacio de puro aprendizaje, no sólo en cuanto a los temas específicos sino de las formas de accionar en situaciones diplomáticas. Por esto se considera a los modelos como un espacio de formación, de generación de conciencia y de debate. Todo aquel que forme parte de la actividad tiene que aportar su esfuerzo para que los demás puedan vivir la experiencia, el aprendizaje es en conjunto y el debate no es de a uno, se preguntan y repreguntan lo que muchos ofrecen en sus propuestas. Al igual que en el ámbito político, ya sea nacional o internacional, es necesario el consenso de sus participantes para llevar a cabo alguna medida. De forma similar, casi idéntica, ocurre en el MUN. “De la interacción entre participantes y de estos con las Autoridades nacerá la dinámica del juego y obtendremos de él los mejores frutos.”, expresa ANU-AR, que durante más de 10 años lleva la batuta en el tema.
Al terminar cada modelo siempre se suele destacar a aquellos que tuvieron un gran desempeño, pues al igual que en la vida política real cuando algún trato es elegido o algún candidato. Los criterios fundamentales a tener en cuenta son: El conocimiento sobre los tópicos a debatir, la coherencia con la que se interprete la postura política del Estado a representar, las aptitudes y actitudes a la hora de la negociación; el liderazgo y la coordinación del grupo, y la más importante a futuro, la oratoria.
Tatiana Podliszwski, estudiante de la Universidad Torcuato Di Tella, ha participado desde los 13 años en el MUN. Gracias a eso llegó a ser acreedora de la Primera Distinción del Modelo de Naciones Unidas de la Universidad Torcuato Di Tella. En este casó la actividad pasó a un nivel más alto al realizarse en una institución universitaria, los objetivos son más serios y sus acciones durante el simulacro tienen más recompensas. Respecto a la actividad expresa: “Participar en un MNU es una herramienta que brindará innumerables ventajas a la hora de ingresar a los estudios superiores, ya sea por la exigencia y estudios aplicados al simulacro diplomático o por el ingreso al ambiente universitario de manera progresiva, por lo que integrar su cuerpo de delegados es sumamente recomendable”. La afirmación de alguien que lleva a cabo este juego de roles desde hace tantos años resalta al pensar los beneficios que aporta realizarla.
Inevitablemente, casi como un objetivo implícito, los modelos llegan a promocionar salidas laborales de las carreras tanto sociales como políticas, vinculadas con la diplomacia. Nace en aquellos alumnos el interés desarrollar su capacidad de oratoria, incrementar su seguridad al expresarse en público, aprender a presentar una postura y generar un pensamiento crítico. En algún punto, acciones que los hacen sentir con poder. Aquel mismo poder que motiva a los políticos de la actualidad. Así es posible el hecho de en que cada uno nace el deseo de descubrir su potencial y mantenerse constantemente informado. De esta forma se le va ganando la batalla a la indiferencia, que predomina en los jóvenes. Hasta también existen aquellos que para llegar a su máximo desempeño realizan, previo al evento y en forma de práctica, distintas capacitaciones y talleres.
Esta actividad realizada en todas partes del mundo, considerada integral ya que se aprende a defender convicciones externas es considerada por dirigentes de la propia ONU como “una experiencia intelectual y personal única que prepara a los participantes para ejercer el liderazgo profesional, político y social del mañana.”. La redundancia de los aprendizajes adquiridos post participación son necesarios de no olvidar, pues estos estudiantes emocionados probablemente sean nuestros próximos potenciales representantes.
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