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Cuando la moda excluye

La problemática de la ley de talles se remonta décadas atrás y aunque cada vez se está más cerca de una normativa inclusiva para todos los cuerpos, hoy en día siete de cada diez argentinos tienen problemas para conseguir ropa y calzado.


Por María Sol Pena La lucha por una reglamentación que obligue a los comerciantes a una diversidad de talles continúa, aunque La Ley N°27.521, conocida como Ley de Talles, fue sancionada en noviembre de 2019. La misma establece la creación de un Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (Suniti), "correspondiente a medidas corporales estandarizadas con destino a la fabricación, confección, comercialización o importación de indumentaria destinada a la población a partir de los 12 años". La normativa compromete a "todo comerciante, fabricante o importador de indumentaria" a identificar cada prenda según el sistema único establecido a través de un estudio antropométrico, es decir, una "investigación que permite relevar las medidas y proporciones de los ciudadanos", el cual debe ser aprobado por su autoridad de aplicación, en este caso, la Secretaría de Comercio Interior. Lo que queda por fuera de esta reglamentación es la indumentaria de alta costura o de diseño de autor, las prendas confeccionadas a medida y las que se hacen en forma personalizada. Sin embargo, luego de casi tres años de sancionada esta ley, aún no está rigiendo en la mayoría de los locales de ropa. Y es que el Estudio Antropométrico Nacional Argentino (EAAr) se elaboró recién entre el 15 de enero y el 15 de febrero pasado, es decir, se esperó dos años para realizarlo. El mismo fue efectuado en las capitales de todas las provincias argentinas con relevamientos en 675 locales de venta y encuestas a 10.256 personas. De esa población, el 70,8% de los consultados reconoció sentirse excluido del acceso a gran parte de las prendas que le gustaría adquirir por estar afuera de los estándares con los que se rige la industria textil, y que el 65,6% se siente mal “por no encajar en las vestimentas que pretenden”. Los resultados finales de estos estudios aún no fueron revelados, por lo que no se conoce la forma y dimensiones actuales de los cuerpos que conforman la población del país. Este conflicto se dimensionó cuando algunas zonas o barrios comerciales tomaron más popularidad que la que solían tener entre los jóvenes. La calle Avellaneda en Floresta se convirtió en el spot ideal para conseguir indumentaria económica, ya que la mayoría son comercios mayoristas que los fines de semana abren sus puertas para los clientes minoristas. En este tipo de negocios predominan los talles únicos (siendo lo más barato para la industria) que suponen ser adaptables para todos los cuerpos, lo cual no solo es engañoso, sino imposible, generando incomodidad en la clientela que no se halla en este estereotipo corporal. Para poder conseguir ropa de su talla deben recorrer toda la zona y finalizar en locales de “talles especiales”, en donde no encuentran las prendas que les gustarían, y se deben conformar con eso. Muchos de ellos, inclusive, se ven obligados a comprar en marcas en shoppings que tienen más talles pero manejan precios más costosos también. Según un estudio realizado por el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (Cipdh-Unesco), siete de cada diez argentinos no encuentran ropa o calzado de su talle, una situación agravada en la pandemia donde la población, en general, aumentó de peso. La mayoría son adolescentes y adultos jóvenes, el 80% de ellos tienen entre 15 y 44 años. La directora ejecutiva de Cipdh-Unesco, Fernanda Gil Lozano, sostuvo: “Si bien tenemos una ley de talles, esta ley tiene algunos inconvenientes porque la gente mayoritariamente no está encontrado ropa ni calzado”, y agregó "El de talles es un reclamo permanente; qué pasa cuando uno se quiere comprar algo, si se encuentra la ropa; no es un tema menor porque es uno de los derechos humanos básicos, vestirse", explicó Gil Lozano y agregó: "estas son como pequeñas alarmas que nos ponen en evidencia que más allá que la ley fue un avance enorme, hay que buscar la forma para que en la reglamentación se obligue a los locales a tener y estandarizar mejor todas las medidas que la ley indica”. Una de las activistas del movimiento “body positivity” es la influencer y modelo Agustina Cabaleiro, conocida como @onlinemami_ en Instagram. En una entrevista con Radio con Vos, dio su visión sobre las marcas y su relación con los cuerpos no hegemónicos: "Las marcas de ropa no quieren verse relacionadas con la gente gorda y te lo dejan muy en claro", afirmó y enumeró: "no quieren que estés en el local, no quieren que te relaciones con su marca", explicó. "Para mi ser modelo es una locura porque siempre me sentí excluida de la moda desde muy chiquita", reconoció "Online Mami". "No me gustaba la moda porque no me daba la chance de que me pueda gustar, no lo veía como una posibilidad", señaló. Por lo tanto, no se habla únicamente sobre la inclusión de otros talles, sino sobre la inclusión de otros cuerpos en la imagen que proyectan las firmas de indumentaria. Sobre la problemática de los talles, la influencer dijo: "depende de la fe y la buena voluntad de cada marca porque por ahora no hay una data que respetar" ya que aún no están los resultados del estudio antropométrico. "Yo soy positiva de que algo está cambiando pero todavía falta un montón", afirmó. Todavía es un camino largo el que queda por recorrer porque es sabido que una vez que estén los resultados del Estudio Antropométrico Nacional Argentino serán muchos los negocios que tarden en aplicarlo a sus talles. Sin embargo, este es el recorrido que hay que transitar para llegar a una moda más inclusiva y es responsabilidad del Estado que este proceso no conlleve más tiempo del necesario.


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